César Montúfar

La ciudad debe pensarse como un hábitat que contempla de manera integral a todos sus actores. Todas las obras de infraestructura deben tener en cuenta los requerimientos de sus habitantes, pensando en que hay peatones, niños, ancianos, discapacitados, que son poblaciones más vulnerables y para quienes se debe recuperar espacios públicos. Pensamos en estos espacios particularmente en las áreas compactas y densificadas del centro con lo cual se revierte la tendencia a que las familias las abandonen para asentarse en la periferia. De esta manera se evita que Quito continúe en la tendencia de ser una ciudad dispersa y segregada. Se acercará los lugares de esparcimiento, de educación y de reunión a la gente; entendiendo que el espacio público, las veredas y las vías; los proyectos inmobiliarios; los parques y bosques urbanos en la zona compacta de toda la ciudad deben ser pensados, diseñados y construidos con la idea de que sean seguros y accesibles para niños, adultos mayores y discapacitados. Esta construcción de ciudad de la que hablamos debe trascender la dimensión física, la de la infraestructura y posicionarse también en el plano simbólico y en el imaginario político, para que las políticas públicas, planes y proyectos siempre tengan como eje transversal esta visión, en sus dimensiones, sus diseños, sus colores, sus texturas. Juntos haremos de Quito una ciudad más humana; una ciudad para todos, pensada desde los niños, los adultos mayores y los discapacitados.

El Municipio deberá propiciar el denominado corredor humanitario, con el fin de que los extranjeros que deseen continuar su tránsito a países del sur del continente lo hagan con una base legal que permita su arribo seguro a destinos fuera o dentro del Ecuador. Sobre su estancia en la capital, el Municipio deberá asegurar una migración regulada, ordenada y segura, por lo tanto, si persiste el deseo de permanencia se propiciará a través de las autoridades competentes, la legalización de los migrantes de una manera efectiva. Los asentamientos de extranjeros deberán también ser regulados. Se eliminarán definitivamente los refugios espontáneos, se protegerá el espacio público y se impedirá la invasión de predios, sean públicos o privados. Los albergues temporales, en espacios predefinidos, deberán habilitarse al 100 % con el fin de implementar el trato humanitario dentro de los esquemas establecidos por el Municipio y por las autoridades de la región.

Se debe reforzar la capacitación sobre educación sexual para prevenir el gran número de embarazos adolescentes, al mismo tiempo que agilizar la labor de las comisarías, ante las denuncias y acompañamiento psicológico para las familias que han sufrido abuso a uno de sus miembros. Debemos seguir trabajando en la defensa de los derechos de las mujeres, concientizando y educando a la población. Quito será una ciudad libre de acoso a la mujer. A través de una potente campaña de comunicación municipal se logrará este hito. Se organizará un programa ad hoc para servidores municipales para promover y capacitar sobre la equidad, el buen trato y respeto a todos los habitantes y visitantes de la ciudad. Los servidores municipales, como parte y por fuera de sus funciones en la administración, serán en sus barrios y espacios de influencia, de manera voluntaria, parte de la “Red Promotores de Quiteñidad”.

La desnutrición infantil es un problema devastador en nuestra ciudad. Por medio del Estatuto Autonómico reasumiremos competencias en salud para volcar todo los esfuerzos del Municipio y de todos los actores de la ciudad, al fortalecimiento de un sistema de erradicación de la desnutrición infantil en Quito. Esta política implicará una coordinación de todas las instituciones del Municipio, especialmente de aquellas dedicadas a políticas de inclusión, atención materna, atención infantil, educación, comunicación. Se invitará a aportar al sector privado y a todos los ciudadanos, para que participen de este esfuerzo y así lograr que nuestros niños estén libres de desnutrición.

Crearemos un Sistema Integral de Desarrollo Social que incorporará los proyectos sociales que actualmente se encuentran ya en marcha: Guagua Centros, Guambra Centros, Erradicación del trabajo infantil, Casas Metro de jóvenes Quito, Circo Social, 60 y Piquito, Igualdad de Género ADOLE-ISIS, Atención a Discapacitados, Casas Somos. Estas iniciativas deben repotenciarse, optimizando recursos, modificando lineamientos y socializándolos de mejor manera. Actualmente hay proyectos de gran impacto social, especialmente, los Guagua Centros, 60 y Piquito y las Casas Somos. Luego de una auditoría de gestión, para mejorar la calidad del gasto, estos ampliarán su cobertura unificando la gestión.

Quito consolidará un sistema descentralizado de gestión en el que las administraciones zonales trabajan como verdaderas alcaldías menores. La estructura de gobernanza incluye a los territorios de parroquias rurales, las cuales ya no dependerán de instituciones u oficinas del centro urbano. El trabajo global de la municipalidad se asentará en un sólido sistema de participación basado en el tejido organizativo de los quiteños a nivel barrial, gremial, sindical, académico, que se despliegue en una red de asambleas ciudadanas que confluyen en la gran Asamblea de la Ciudad.

La vivienda pública municipal debe entenderse, entre otras cosas, como una herramienta para proyectar el crecimiento de la ciudad, su fortalecimiento económico y la generación de empleo, dentro de un modelo urbanístico de largo plazo y un instrumento inclusivo para contrarrestar los procesos de segregación y gentrificación. Ésta debe tener varias características para el estímulo de las relaciones sociales y económicas, además de la generación de espacios seguros en la urbe. En este ámbito, el Municipio deberá potenciar su papel de coordinador de proyectos de vivienda social, ejecutados o financiados por el Estado central o la empresa privada. Esto, enmarcado en la política de desarrollo de centralidades y de planificación urbana, que es su exclusiva competencia. Se priorizarán proyectos de vivienda pública; vivienda pública de arriendo; vivienda no segregada espacialmente; vivienda de transición. Los planes de vivienda considerarán la historia y los imaginarios de sus habitantes. Los proyectos de vivienda popular siempre tendrán acompañamiento para el desarrollo de las buenas relaciones entre vecinos. Se pondrá especial atención a la participación de la empresa privada y a la generación de alianzas público privadas para la construcción de vivienda popular y de clase media, vinculada al plan nuevas centralidades y a políticas de densificación urbana.

Esta política se enfocará en la construcción de un sistema de ordenamiento territorial que haga de Quito una ciudad inclusiva y policéntrica, que tenga como objetivo la rehabilitación y renovación de la zona consolidada, desmotivando la expansión urbana a zonas periurbanas, rurales, naturales y agrícolas. La prioridad será la consolidación de nuevas centralidades y subcentralidades, en las que se considerarán sus distintas realidades históricas, demográficas, culturales y ecosistémicas.

Para apuntalar la construcción de una ciudad policéntrica se ejecutará un plan piloto de conformación de una nueva centralidad urbana en Calderón/Carapungo. Aquello implica el desarrollo un conjunto de proyectos integrados de fortalecimiento de la infraestructura urbana en movilidad, ambiente, educación, salud, etc. Se contemplará la construcción de una extensión de la red de trolebús que integre a la parroquia al sistema integrado de transporte, la construcción del parque Metropolitano Carapungo, el mejoramiento de los mercados, entre otras obras. Igualmente, se trabajará en la definición de usos de suelo y desarrollo urbanístico, que estimule la diversidad de servicios desde una aproximación de gestión ambiental integral. Recibirá particular atención el desarrollo de espacios públicos y la arborización, considerando su ecosistema, con la siembra de especies nativas como cococumbis, pumamaquis, arrayanes, cholanes, nogales, algarrobos, guabos, guarangos, aguacates y quishuares.

Por otro lado, es indispensable sincerar la situación urbana de la ciudad a través de la regularización de todos los barrios de Quito, que hoy representan el 25% del espacio urbano consolidado. Aquello es el primer peldaño para la ejecución de obras de infraestructura y mejoramiento de las condiciones de vida y acceso a servicios básicos de todos los habitantes de la ciudad, especialmente para la regularización de permisos de construcción de los predios edificados, situación de vulnerabilidad en la que se encuentran aproximadamente el 60% del total de edificaciones de la ciudad. Para ello se debe triplicar la actual capacidad del Municipio en tramitar ordenanzas de fraccionamiento de los barrios que se hubieren conformado hasta los últimos 5 años, según exige la ordenanza 147. Así se eliminarán las actuales formas de posesión precaria de la tierra, garantizando el derecho de todas las familias quiteñas a la propiedad y al patrimonio. Dicha regularización debe ir acompañada de una verdadera regeneración en los barrios, que incluya el diseño del tejido urbano y de los servicios urbanos respectivos y no se limite a la parte legal de los mismos.

La promoción de la actividad física es un conductor de la mejora de la salud y de las relaciones sociales y comunitarias en la ciudad, por esto es necesaria la expansión de la infraestructura deportiva dirigida a la ciudadanía en general. Se construirá más canchas de fútbol, pero también de otros deportes, como el tenis, el basquetbol, así como piscinas para la natación. La gestión de estos espacios debe ser democrática pero sostenible en el tiempo, diversificando la oferta de servicios para los niños, jóvenes y adultos. Las directivas barriales a cargo de las canchas deportivas tanto municipales, como construidas con recursos municipales, presentarán un plan para la utilización de dichas canchas por parte de escuelas de formación deportiva y competencias enfocadas a niños y adolescentes, y adultos mayores, con ocupación diaria y recursos propios, para mantener las concesiones de uso de las mismas. Estas escuelas deportivas, de preferencia, deberán trabajar coordinadamente con los programas de los centros infantiles, las casas barriales / comunales, el programa 60 y Piquito, y los albergues municipales, según sea el caso, en términos de cercanía y de necesidades de cada sector, definidas así por las estadísticas y análisis realizados por el Instituto de la Ciudad. Se buscarán alternativas para el apoyo de estas actividades y la existencia de las ligas y asociaciones deportivas con la exoneración del costo de ciertos servicios y de valores prediales, siempre y cuando se cumplan con los objetivos de cooperación con la comunidad.

Articulado con la política de fortalecimiento y diversificación de la oferta de espacios de uso público, el Municipio promoverá en asociación con universidades, institutos superiores, colegios y la empresa privada, ESPACIOS DE INNOVACIÓN para el desarrollo de propuestas culturales, artísticas, de emprendimiento, “co-working”, de ciudad y de diseño. Se tratará de espacios para proyectar visiones innovadoras enfocadas al emprendimiento, la cultura y el diseño. También serán espacios en donde los niños desarrollen lúdicamente sus ideas sobre la ciudad de la que son parte; donde los jóvenes trabajen sus proyectos y encuentren un ambiente para plasmarlos; donde los adultos y adultos mayores puedan encontrar un espacio de estudio, formación continua, capacitación, formación y colaboración con la ciudad.

Bajo la misma visión de intercambio y estímulo a las dinámicas sociales y económicas a pequeña y mediana escala, pensamos que dos elementos dinamizadores de la ciudad deben ser los mercados y las bibliotecas. En ambos casos, Quito, tiene una carencia en términos de calidad y de influencia territorial, que pensamos deben ser mejor desarrolladas. En este sentido creemos que debe crearse un sistema de bibliotecas municipales, así como más mercados intermedios, que integren a las parroquias rurales, al mismo tiempo que diversifiquen y descentralicen territorialmente la oferta de productos.

Las centralidades y subcentralidades deberán tener al menos uno de los siguientes servicios: un parque equipado para niños, adultos mayores y mascotas; una zona para hacer deporte o ejercicio; un boulevard; un centro comunitario; una escuela y colegio; una guardería o centro infantil. Además el tejido urbano debe tener en cuenta que las veredas deben ser aptas para la circulación de peatones, coches para bebés, personas de la tercera edad, personas con movilidad reducida; rampas en las esquinas; alcorques técnicamente elaborados, para los árboles; cables soterrados; iluminación de calidad; basureros anti vandalismo y con separación de residuos. Además, las propuestas deben incluir señalética y nombre de calles con participación directa de la misma comunidad y que estimulen el uso de los espacios públicos durante la mayor parte del día. Para esto debe pensarse en mobiliario urbano novedoso para la ciudad, como mesas para comer e incluso la ubicación de negocios, que bajo un esquema de permisos y licencias, puedan usar parte de los bulevares o parques para interactuar con la comunidad.

El tejido urbano y los espacios públicos deben interpretarse y proponerse como estimulantes de las buenas relaciones entre los distintos participantes y actores de la vida urbana y rural. Para ello es fundamental entender a los espacios públicos urbano-rurales en una escala humana y como componente del día a día en la ciudad, no solamente como un servicio estático y efímero, sino como un generador de dinamismo social a través de la apropiación territorial y simbólica de los lugares. Estos espacios deben ser pensados a partir de una política de inclusión y accesibilidad, además de ser estimulantes de las dinámicas positivas de la aglomeración urbana, interpretando y reinterpretando a Quito como una ciudad patrimonial en lo histórico, arquitectónico, cultural y natural. Se propenderá al desarrollo de una línea de diseño propio de la ciudad. Los espacios públicos conectan nodos de vida cotidiana; son espacios habitados y de apropiación que deben, además, ser construidos alrededor de la idea de ciudad policéntrica con un entendimiento profundo de la identidad y la historia de cada lugar. Al mismo tiempo deben aportar visiones modernas desde el punto de vista constructivo y proyectarse al futuro estimulando los procesos ciudadanos que contribuyan a la vida en comunidad. De esta manera limitarán y aún revertirán los procesos de segregación y gentrificación.

Articulado a nuestro proyecto de creación del DISTRITO DE INNOVACIÓN, con el concurso de inversionistas privados en una alianza público-privada, propondremos la construcción de un teleférico, al que denominaremos CABLE UNIVERSITARIO que en un trayecto cuasi transversal de 28.5 km y 22 estaciones, en dirección oriente - occidente en forma de herradura, unirá el tejido de universidades que se ubican tanto en el norte de la ciudad, como en Tumbaco y Sangolquí, además de alimentar de pasajeros al metro y a los corredores de transporte público norte sur. El Cable Universitario cumplirá así con dos propósitos: potenciar la vocación universitaria y de innovación de Quito y desarrollar un sistema público de transporte de alta calidad, seguro, limpio y puntual, que en dirección transversal una a los valles con la meseta central en la que se encuentra Quito

Priorizando lo técnico sobre lo político, se creará una Autoridad de Transporte Público, gestora de las políticas de movilidad, adscrita al Municipio, independiente de las varias instituciones, empresas municipales y proveedores privados relacionados con el transporte urbano. La nueva Autoridad de Transporte Público ejecutará un modelo de regulación, control y sanción sobre todo el Sistema Integrado de Transporte, utilizando la más alta tecnología para controlar los horarios, las rutas, la velocidad tanto de las unidades públicas como privadas y así asegurar un servicio de calidad para los usuarios.

Este cambio de modelo también debe tomar en cuenta la necesidad de modernización en la administración de los proveedores privados de transporte público. Actualmente operan a través de cooperativas o empresas. Progresivamente y a través de un proceso concertado, y dando prioridad a las formadas por las cooperativas ya consolidadas, deberán transformarse en corporaciones y sociedades anónimas cuya estructura accionaria puede cambiar solo con aprobación del Consejo y que tendrán estímulos tributarios por su naturaleza de servicio público. De esa manera, se renovarán las concesiones y se implementarán rutas, especialmente en dirección occidental-oriente, en función de las necesidades, requerimientos del sistema y de los barrios periféricos.

Parte fundamental del modelo multimodal de transporte lo constituyen los peatones y medios de transporte alternativos y ecosostenibles como bicicletas y bicimotos, y en general, los denominados “pequeños vehículos”, que aportarán significativamente a movilizar a las personas en la ciudad. Para el efecto, se mejorarán la ciclovías existentes y se establecerán nuevas, con conexiones a paradas de otros medios de transporte e integración de medios de pago. Se establecerá la bicicleta compartida, con tarjeta magnética, para usuarios nacionales y extranjeros. Pero ante todo, Quito debe volverse una ciudad caminable. Aquello requiere de una política de mejoramiento de veredas, mediante la participación de los vecinos y la cogestión, los pasos peatonales a nivel de calzada, intersecciones controladas, tiempos de semáforos pensados para el peatón. Se debe dar toda la importancia que merece el caminar como medio de transporte e integración social. En todos los casos, se pensará desde la solución de movilidad para los discapacitados y personas adultas mayores.

La conformación del Sistema Integrado de Transporte Urbano será el mayor desafío de Quito en los próximos años, que determinará el presente y el futuro de la ciudad. Esto implicará construir un modelo de transporte multimodal, integrado funcionalmente y en términos de recaudación; no contaminante, cómodo, seguro, rápido, eficiente, a un precio que la gente pueda pagar. Nuestra meta será transformar a Quito en una ciudad en que el sistema de transporte público sea el centro y prioridad de la movilidad en el distrito. Cambiar el actual modelo, centrado en el vehículo privado (a pesar de que solo moviliza a 30% de los quiteños), por otro de carácter público en que los quiteños se transporten diariamente con dignidad, eficiencia y seguridad.

Proponemos ejecutar un enfoque integral de gestión de los residuos sólidos, considerándolo como un ciclo, cuyo manejo requiere la organización de un sistema que se inicie en la fuente, para desde allí emprender un programa de recolección diferenciada de basura y reciclaje con el apoyo de la sociedad civil, que culmine en la industrialización o composterización de la misma, reduciendo al mínimo los desechos no reciclables. Esta propuesta debe acompañarse de una campaña para la reducción en la generación de residuos. Iniciaremos con la prohibición progresiva de plásticos de un solo uso. A través de la ampliación y formalización del programa de reciclaje inclusivo, articulándolo a través de la aplicación de nuevas tecnologías y creando un vínculo entre los ciudadanos y los recicladores de base. De esta manera se promoverá la cultura de reciclaje, el desarrollo de pequeños emprendimientos vinculados a la economía popular y solidaria, la diversificación de actividades productivas, el alcance territorial de los programas de manejo de residuos. Este proyecto tiene como objetivo el cubrir con el programa de reciclaje en origen, a través de recicladores de base. Si los vecinos de los barrios lo aceptan, en 4 años se podría alcanzar toda el área que actualmente cubre la zona de pico y placa. Proponemos el desarrollo de la RED DE COMPOSTERAS METROPOLITANAS que se encargará de utilizar los residuos orgánicos para la producción de compost y abono orgánicos.

La política de movilidad estará orientada a lograr la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, impulsado sistemas de movilidad sustentable, en la que se minimice al uso del vehículo privado y se potencie el público, que, además, utilizará energías limpias. Se realizará acciones orientadas a monitorear en tiempo real y de acción oportuna para minimizar sus efectos, la ocurrencia de incendios que afecten la cobertura vegetal del distrito metropolitano. Dado que los residuos sólidos son una fuente de emisiones de gases invernadero, en especial de metano, se impulsará la gestión integral de los mismos. Se dará impulso a la eficiencia energética y al uso de energías alternativas. Los programas de educación tendrán un eje estratégico que se enfoque a consolidar una cultura ambiental y de buenas prácticas para la sustentabilidad; así como se orientarán a sensibilizar y generar conocimiento sobre las implicaciones del cambio climático en la vida y desarrollo de la comunidad capitalina. El proyecto de Red Verde Urbana y la potencialización y protección de los árboles de vereda y la substitución de ciertas áreas impermeabilizadas, así como áreas de pastos exóticos con pequeñas plantas y arbustos nativos para contrarrestar la llamada isla de calor generada por las ciudades.

Se conformará una RED VERDE URBANA que preservará y potenciará el patrimonio natural de Quito. En esta red verde urbana se respetará la directriz de que al menos el 70% de las especies sembradas y mantenidas sean nativas y originarias de dichos ecosistemas. Parte integral de la red serán los volcanes, montes, ríos, quebradas; la recuperación de los bosques montanos que alguna vez rodearon la ciudad y que ahora son sembríos de especies exóticas. Será necesario implementar un régimen especial para la zona del Ilaló, recuperando su flora y fauna, mientras se estimulan proyectos de desarrollo sostenible. Este proyecto estará vinculado también a la utilización económica de los bosques que serán sustituidos. Una vez completada esta fase se continuará con el manejo sostenible de los ecosistemas recuperados. En este sentido se implementará un sistema de viveros municipales, manejado técnicamente con las directrices de arboristas y biólogos, que aportarán con plantas nativas disponibles para la compra y con una infraestructura que permita la educación de los visitantes sobre la historia natural del distrito y los diferentes ecosistemas que lo conforman. Estos nuevos viveros deberán estar ubicados en cada ecosistema de la ciudad, en los parques metropolitanos y en ciertas parroquias rurales, según la necesidad.

Se establecerá un cronograma, en el siguiente cuatrienio, para que el transporte público en Quito haga la transición a unidades enteramente eléctricas o de otra tecnología de cero emisiones. Para el restante parque automotor se establecerán las normas Euro VI, de manera progresiva, adaptadas a la elevación y geografía, para determinar los estándares de los motores y los combustibles de acuerdo a la realidad local. De igual forma se progresará hacia normas más restrictivas a medida que la tecnología nacional o internacional así lo permita, así como se exigirá al gobierno nacional el acceso a combustibles de mejor calidad, compatibles con las exigencias de las políticas ambientales y de salud. Se establecerá un cronograma para la prohibición de la circulación de vehículos particulares a diésel.

Ejecutaremos un proyecto integral de saneamiento de los ríos del Distrito (Machángara, Monjas, San Pedro y Guayllabamba). Aquello implicará un trabajo conjunto con la comunidad, de rescate y recuperación del paisaje urbano en las quebradas. Igualmente, se enfatizará el tratamiento de los efluentes de los cuatro ríos que atraviesan la ciudad. Se regulará el manejo y tratamiento de aguas de escorrentía y de alcantarillado segregado en los nuevos desarrollos urbanos. La recuperación será integral: biológica, social y económica del río y sus quebradas. Particular atención se pondrá en iniciar un proceso de recuperación biológica del río Machángara, para lo cual se profundizarán las acciones de descontaminación ya en marcha. Esta propuesta visibiliza la necesidad de apropiación y trabajo de los habitantes en este, que será uno de los grandes proyectos de la ciudad en el futuro inmediato. Se lo implementará junto a proyectos de desarrollo turístico, agroecológico y de desarrollo social.

La ejecución inmediata de la propuesta para la creación de la Zona Especial de Desarrollo Económico Sur (ZEDE) requerirá la creación de un centro académico superior, que actúe como su dinamizador. Planteamos así la creación de la Universidad Mariscal Antonio José de Sucre, UMAS, como un primer módulo, misma que ofrecerá carreras universitarias y cursos de profesionalización que respondan a las necesidades existentes y a los requerimientos de los emprendimientos productivos que ya existen o que se pudieran generar en su zona de influencia inmediata.

Planteamos construir una Zona Especial de Desarrollo Económico (ZEDE) enfocada a la diversificación industrial, entendida como un territorio para el asentamiento de emprendimientos generadores de valor en actividades agroindustriales, manufactureras y terciarias pero vinculadas a la producción del sector real. En términos de su morfología espacial, ese subsistema productivo se asemejaría a una “media luna” que articulará las dinámicas residenciales, sociales, culturales y económicas de los territorios externos al hipercentro urbano, vinculando entre sí a los barrios del sur de Quito, y los valles de Tumbaco y Los Chillos e, incluso, las provincias de la sierra central.

Se promoverá la industria del diseño; aquello creará una marca de ciudad. El efecto multiplicador de la economía se beneficia de la no segregación espacial y del consumo cruzado entre clases y zonas históricamente segregadas. Incubadoras de pequeños y medianos negocios vinculadas al tejido urbano y a la recuperación de barrios.

Adoptaremos una visión sistémica de la competitividad, visión holística e integral; privilegiaremos en alianzas público-privadas, estrategias de clústeres industriales y estímulo para el asentamiento de empresas especializadas en nuevas tecnologías y energías renovables; y el desarrollo y la universalización de la conectividad en todos los sectores de la población. Para el desarrollo de la industria y el estímulo al uso de energía renovable se establecerán incentivos para la instalación de sistemas de energía con fuentes renovables, incluido el calentamiento del agua en hogares, comercios, servicios; techos verdes; infraestructura verde urbana; reutilización de aguas y buen manejo de residuos.

Distrito que combine el potencial de innovación de las universidades y las empresas de la ciudad y, por otro lado, convoque a la participación de empresas manufactureras de alto crecimiento y de empresas tecnológicas y creativas, empresas turísticas y de la economía naranja. Compuesto por la red resultante de la “comunidad de innovación” entre sectores productivos y académicos; y, la creatividad de sus participantes, en torno a objetivos concretos de emprendimiento económico e investigación, potenciados por la aglomeración urbana. El municipio facilitará a los actores empresariales y académicos condiciones para esa construcción colectiva.

La política de creación y difusión de la cultura local debe trascender los espectáculos efímeros y costosos que han definido la agenda cultural de anteriores administraciones. Se acercará el arte y la cultura a los ciudadanos con el diseño y ejecución de un festival multidisciplinario e itinerante, que sea un referente para la ciudadanía. Se establecerá un programa técnico y con una nueva visión para arte en el espacio público, hecho por artistas y bajo un régimen de concursos que priorice la producción nacional. En museos y otros sitios relacionados con la oferta cultural, se deben establecer y mejorar las colecciones permanentes, además que se debe fortalecer la autogestión de recursos para mejorar la sostenibilidad de proyectos, además de mejorar el vínculo con el sector privado para el auspicio y mecenazgo para el financiamiento de salas, festivales u otras manifestaciones artísticas y culturales. También creemos necesaria la construcción de un museo de las culturas del Ecuador, que refuerce la posición de capital que tiene Quito y proponga un vínculo y cambio simbólico del trabajo de los artesanos ecuatorianos, agregándoles valor, al mismo tiempo que se trabaja con capacitaciones que agreguen calidad a las técnicas y al producto final de los artesanos.

El patrimonio urbano arquitectónico debe extenderse a áreas que están por fuera las dos zonas turísticas especiales. En este contexto, se propenderá a que el área mínima para la declaración de bienes arquitectónicos sea una manzana, pero dando prioridad a barrios y a zonas determinadas. En estos casos, el papel de la comunidad y el Municipio será el de transformar lo que puede ser una amenaza para el patrimonio, en una ventaja, adaptando normativas y reglamentación para facilitar la transformación de los barrios hacia vecindarios modernos, diversos y vibrantes, sin la afectación al patrimonio arquitectónico o cultural del área patrimonial. Dentro de estos barrios habrá predios intangibles, mientras que los nuevos desarrollos y construcciones deberán acogerse a tipologías arquitectónicas determinadas por su historia y el espíritu del lugar. Habrá que flexibilizar y agilizar los trámites y normativa para las intervenciones para que se puedan desarrollar proyectos inmobiliarios y comerciales sin tantas restricciones. Lo dicho apunta a ampliar el concepto de patrimonio a los ámbitos naturales e intangibles y articular los esfuerzos para su participación en la gestión municipal.

El Patrimonio no termina en lo que se conoce hoy como Centro Histórico, sino que también son parte de este concepto el barrio Chimbacalle, y ciertas áreas de los barrios La Magdalena y La Villaflora, entre otras, que todavía conservan parte de la tipología característica de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX y que no entran ni en el catastro municipal, ni en el imaginario ciudadano, como parte de las áreas patrimoniales del Distrito. De igual forma, es necesario fortalecer la conservación y apoyar el estudio de los sitios arqueológicos descubiertos y por descubrir, en zonas como La Florida, Rumicucho, Catequilla, Tulipe, Rumipamba, mismas y que deben ser mejor promocionadas e integradas a los planes y circuitos educativos y turísticos. El desarrollo de proyectos arqueológicos que recuperen la riqueza que subyacen a los monumentos coloniales, especialmente en el Centro Histórico, rescatando los vestigios incas y quitu-kara existentes. La misma política deberá extenderse a otros lugares del Distrito. En las parroquias rurales, además de los centros parroquiales, se promoverá la riqueza histórica y arqueológica de cada sector.

Quito es una ciudad patrimonial con una historia y tradiciones ricas y diversas. Es urbe patrimonial en lo histórico, arquitectónico, cultural y natural. Su Centro Histórico ha sido y será su joya patrimonial y si bien se han realizado grandes esfuerzos para transformarlo, es necesario un replanteo sistémico del mismo, que incluya a la movilidad y las áreas de circulación, con circuitos internos cero emisiones para el transporte público, la ampliación de veredas y restricciones al acceso de vehículos privados, con estacionamientos de borde. Al mismo tiempo, se debe estimular la inversión privada para la readecuación de predios para usos habitacionales y comerciales, que tengan como grupo objetivo a distintos niveles socioeconómicos para evitar fenómenos de segregación y gentrificación.

Ejecutaremos una política de desarrollo del sector encaminada a la diversificación de productos turísticos, la promoción de Quito como destino turístico a nivel nacional e internacional, en lo cual habría que potenciar no solo al CHQ, la Mitad del Mundo o La Mariscal, sino a otros lugares como Chimbacalle, Chillogallo, La Magdalena, La Floresta; áreas naturales como el Pichincha, el Chocó Andino, Atacazo, Ilaló; las parroquias rurales; la subcuenca del río Guayllabamba, incluyendo el Pululahua; con experiencias culinarias y ancestrales; el turismo de convenciones y eventos académicos. También creemos necesaria la adaptación de las normas y los procedimientos turísticos a la realidad de los negocios locales que, sin perder la visión de calidad, seguridad e inclusión, no deberían enfrentar barreras disuasorias para emprender y servir. Aquello, según una clasificación y categorización más acordes a las realidades de la oferta y la demanda turística y de servicios.

Parte importante de esta estrategia es el currículo obligatorio de educación en la prevención y reacción en caso de catástrofes naturales o de origen antrópico. Creación de un manual de procedimientos ante desastres de origen natural y antrópico, que tome en cuenta los puntos vulnerables de la ciudad, no solamente para el riesgo personales o amenazas a la vida, sino también a la infraestructura que esté expuesta y los planes de contingencia. Se debe jerarquizar y mapear la ubicación, capacidad y equipamiento de cada uno de los hospitales, estaciones de policía, bomberos, albergues, aeropuertos, helipuertos, vías de acceso y desfogue; centrales, subestaciones y redes eléctricas y de agua potable, entre otros. Finalmente, en el Parque Bicentenario crearemos el PARQUE DE LA VIDA, para ejecutar de manera lúdica un programa de educación para la vida segura en temas de educación vial, prevención y manejo de riesgos, salud, convivencia ciudadana, resolución de conflictos, eliminación de la violencia, prevención de drogas.

Compuesta por la Secretaría Metropolitana y las instancias nacionales de gestión de riesgos, en coordinación con la Policía Nacional y Metropolitana y el cuerpo de bomberos. Se promoverá y fortalecerá la organización comunitaria y barrial, en perspectiva de que asuman la primera respuesta ante amenazas originadas por eventos naturales o humano inducidas. Se les dotará de recursos de apoyo externo para afrontar esos eventos adversos. Aquello se complementará con actividades en territorio a las que se integrarán la red de servidores, los recicladores de base, los guardias privados, los trabajadores de zona azul, las asociaciones barriales, comunitarios contra delitos flagrantes, entre otros. Esta integración se materializará por medio de una aplicación tecnológica a la cual también tendrán acceso la ciudadanía en general y que estará vinculada al Sistema Integrado Metropolitano de Prevención y Gestión de Riesgos. Parte importante de esta estrategia es el currículo obligatorio de educación en la prevención y reacción en caso de catástrofes naturales o de origen antrópico.

Trabajaremos en una mayor participación de la sociedad civil y la organización barrial con proyectos de seguridad preventiva a nivel comunitario, enlazando la seguridad pública y la gestión de riesgos. Desde la administración, apoyaremos y promoveremos iniciativas ciudadanas. En ese sentido, se capacitará especialmente a los jóvenes para que pasen a formar parte de la Red de Vigilancia Comunitaria del Espacio Público y la organización comunitaria para la prevención en delitos flagrantes, para que se ocupen de cada sector. Se actualizará el proyecto de alarmas comunitarias con el uso de nuevas tecnologías: GIS, estadística en tiempo real. Se implementará para todos los ciudadanos de Quito el software de alarmas, en coordinación con el Ministerio de Seguridad. Aquello implicará un trabajo coordinado en que participarán la Policía Nacional y de manera subsidiaria, los agentes metropolitanos y las redes comunitarias.

A través de la Secretaría de Seguridad, realizará un seguimiento en todos los niveles a la situación de seguridad de la ciudad. Igualmente, el Alcalde asumirá, junto al Ministro del Interior, el “cuadro de mando integral” del Distrito, con lo cual tendrá un conocimiento detallado del mapa de delitos en la ciudad, evaluando constante y sistemáticamente la evolución de las amenazas contra los quiteños. Aquello será complementado con el fortalecimiento del Observatorio de Seguridad Metropolitano, que permitirá al Municipio tener información de primera mano, geo referenciar el delito y exigir a las autoridades nacionales una respuesta inmediata.

Este sistema articulará los esfuerzos del gobierno nacional, Ministerio Coordinador de Seguridad, Ministerio del Interior, Policía Nacional y otras dependencias nacionales, con todas las instancias metropolitanas y ciudadanas, en un conjunto de programas integrados y sujetos a una constante evaluación. Como parte de este sistema, el Municipio, se encargará de forma prioritaria en la prevención del delito. Trabajaremos en programas de apropiación de los lugares públicos por parte de la ciudadanía, generando un vínculo muy estrecho tanto en lo urbanístico como en lo simbólico, para generar seguridad. Es vital la ocupación del espacio público, dando vida a las calles, plazas y parques durante la mayor parte del día, lo cual genera un sentimiento de protección mutua. Esto se logrará con un equilibrio en los usos de suelo, que eviten zonificaciones demasiado especializadas y permitan diversidad de actividades en una misma área